martes, 26 de julio de 2011

Chile constitucion

Palacio de La Moneda

Inaugurada en 1805, La Moneda esconde años de tradición y forma parte del patrimonio cultural de nuestro país. Conoce y aprende los secretos que esconden los pasillos del Palacio a través de historia.
Ayuda del Reino
Ya en 1548 el Cabildo de Santiago había pedido al Consejo de Indias una autorización para labrar monedas en la ciudad, petición que en aquella época no fue autorizada.
Muchos años mas tarde, debido a la crisis monetaria relacionada al decaimiento de la minería, los gastos que produjo el terremoto de 1730 y a la falta de monedas circulando en la economía de la Colonia, el Cabildo de Santiago le pidió al Rey de España, por segunda vez, la construcción de una Casa de Moneda en 1732.
Después de esperar dos años por una respuesta, se nombró a un procurador que representara  los intereses de nuestra colonia frente al monarca de España para que consiguiera el dinero. Tomás Azúa Iturgoyen, aristócrata santiaguino fue el encargado de llevar a cabo la misión.
Sin embargo, para la Corona este gasto no era visto con buenos ojos, ya que significaba un desembolso extra para con la Colonia.
Para superar el negativo panorama, Azúa le propuso al Rey que un privado se hiciera cargo de la construcción y asumiera todos los gastos. Francisco García Huidobro, un español que vivía en Chile, recibió como mandato del Cabildo de la capital, construir la Casa de Moneda de Chile.
García Huidobro tomó la oportunidad como una buena manera de hacer negocios y aumentar su patrimonio. Tras tomar el encargo, se convirtió en el Tesorero Perpetuo de la Casa de Moneda.
El 11 de octubre de 1743, el Rey Felipe V firmó la Real Cédula que fundaba la Casa de Moneda.
El Palacio viejo
Así, en 1749 comienza a funcionar la primera Casa de Moneda regida por Francisco García de Huidobro en el “Palacio viejo”, una casa antigua ubicada en Morandé con Huérfanos. Las primeras monedas chilenas fueron hechas el 10 de septiembre de ese año. Cada una ocupaba media onza de oro y tenía acuñado el busto de Fernando VI, sin embargo anteriormente ya se habían acuñado 6 piezas de oro: 3 de una onza cada una y tres de media onza con la fecha de acuñación situada en 1744.
En 1770 y dado que la Casa de Moneda fue rentable económicamente, la Corona decidió adjudicarse los derechos y terminar con el contrato y los beneficios de Huidobro.
El 15 de Junio de 1772 el Reyno hace Solemne Posesión de la “Real Casa”, dejándola al mando de Don Domingo de Eyzaguirre, la cual es luego trasladada al antiguo colegio Máximo de San Miguel, ubicado donde actualmente está el edificio del ex Congreso. Pero las instalaciones no eran las óptimas, por lo que el Consejo dio la orden para la construcción de un edificio que exclusivo para acuñar monedas.
En 1777 fueron entregados los primeros planos para su construcción. José Antonio Birt, encargado de la construcción del Puente Cal y Canto, fue el ingeniero a cargo de ellos. Sin embargo, en 1780 la comisión inspectora de Lima, envió un informe rechazando la propuesta de Birt.
Ya desde 1755, el Obispo de Santiago, Don Manuel de Alday y Axpee realizaba viajes a la península con el objeto de convocar ayuda para concluir la Iglesia Mayor del “Reyno de Chile”, convocatoria que es acogida por el Abate Pedro Toesca, quién insta a su hermano Joaquín (quien en esa época gozaba del título de “Delineador pensionado de la Corte” bajo el mando del Arquitecto de la Corte de Madrid, Francisco Sabatini) a trasladarse a la colonia, donde bajo el gobierno del Capitán General  don Agustín de Jáuregui, se le encargó la construcción de la Casa de Moneda, Los Tajamares del Mapocho, el cabildo, la cárcel de Santiago, además de caminos e iglesias en provincias.
Un lugar para la Moneda
1782: Después de más de un año de preparar el proyecto, Toesca envió sus planos a Lima a la espera de una aprobación. El lugar elegido para sitiar la edificación fue el Basural de Santo Domingo, atrás del convento del mismo nombre, frente a donde hoy funciona el Mercado Central.
Cuando ya habían comenzado las obras, las aguas subterráneas del Mapocho arruinaron las obras una y otra vez y lograron que se detuvieran las obras en 1784. Había que encontrar otro sitio.
El lugar favorito de Toesca para continuar con las nuevas obras fue el solar de Teatinos, un terreno que anteriormente había sido de Cristóbal de Zapata y que luego perteneció a la Compañía de Jesús. En 1984, se firmó la compra con el Convictorio Carolino, dueños del predio en ese momento.
Por dentro
Más allá del proceso arquitectónico, Joaquín Toesca se encargó de entender el funcionamiento interno que debía tener la Real Casa de Moneda, es decir, cómo realmente se harían las monedas acuñadas ahí.
Para adentrarse en la materia, visitó la Casa de Moneda de Perú de donde sacó muchas ideas para aplicar en Chile.
Pero el choque entre funcionalidad y belleza pronto saldría a la luz. Mientras Toesca apoyaba el ornato y la calidad de la obra, las presiones políticas del Superintendente y de los Gobernadores fueron más fuertes, dejando al arquitecto italiano contrariado y obligado a realizar acciones ajenas a su proyecto. En 1797, Joaquín Toesca renunció a su cargo.
Poco tiempo después volvió a hacerse cargo del proyecto pero con más creatividad que nunca. Sin embargo, y tras un intento de asesinato, Toesca murió en 1799 sin ver finalizada su obra.
Manos a la obra
Cal de Polpaico, arena del río Maipo, piedra colorada del San Cristóbal, roble y ciprés de Valdivia. Estos fueron algunos de las materias primas que llegaron a las obras de la Casa de Moneda. Se ocuparon veinte tipos de ladrillos distintos que fueron cocidos en las afueras de la ciudad.
Los cerrojos de las puertas, los balcones, las rejas de las ventanas, las bisagras y los 24.402 clavos de diferentes medidas zarparon desde San Sebastián, España, directo a Chile para formar parte de los numerosos detalles de la Casa.
Inauguración
El Gobernador Marqués de Avilés retuvo al ingeniero Agustín Marcos Cavallero en Chile para nombrarlo director de la mayor construcción de la Colonia.  Sin embargo, las Órdenes de traslado del Rey fueron más fuertes y Cavallero debió ser reemplazado por Miguel María Atero e Ignacio de Andía Varela.
El levantamiento completo del edificio demoró 21 años. Al Gobernador Luis Muñoz de Guzmán le correspondió inaugurarlo en 1805. Su costo total fue de $1 millón de la época.
La construcción y existencia de la Real Casa de Moneda significó con el tiempo un gran aporte para el comercio, la minería y la recaudación de impuestos. Pero cuando llegó el periodo de la Independencia y los grandes gastos de las guerras, el edificio llegó a estar casi abandonado.

 
 CONSTITUCION

Historia constitucional chilena
Nueve Cartas Magnas han regido nuestra nación desde sus inicios, pasando desde los Reglamentos Constitucionales en el periodo de la Independencia hasta la Constitución de 1980 que preside en la actualidad. Después de varios intentos, Chile logró una estabilidad constitucional en 1833, año en que se dictó una base para los conjuntos de normas jurídicas posteriores, de 1925 y 1980.
Una de las primeras normas dictadas por la Junta de Gobierno en 1810 fue el Reglamento para el arreglo de la autoridad ejecutiva provisoria de Chile de 1811. Éste fue considerado como unos de los primeros ensayos constitucionales del país. En él se establecía un gobierno Ejecutivo de tres personas y un Congreso unicameral que dejaba disuelta a la Junta.

En septiembre de 1811, José Miguel Carrera encabezó un golpe contra el Congreso e impulsó un Reglamento Constitucional Provisorio de 1812 que derogaba el Reglamento de 1811 y que establecía un Poder Ejecutivo de tres personas y un Legislativo unicameral de siete.
Esta nueva ordenanza se asemejó mucho a una Constitución y destaca por ser el primer reconocimiento a la soberanía de Chile y a la autonomía de sus gobernantes.
Después de que Carrera fue destituido, este Reglamento Constitucional fue reemplazado por el Reglamento para el Gobierno Provisorio de 1814. Éste creaba un Ejecutivo unipersonal, con el nombre de Director Supremo al que se le asignan amplias atribuciones, y mantenía un Senado integrado por siete personas. Como Director supremo, fue nombrado el coronel Francisco de la Lastra.
Luego fue proclamada la independencia por Bernardo O’Higgins. Ese mismo año se redactó la Constitución de 1818, la que establece un Ejecutivo unipersonal, a quien se le asignaron amplias atribuciones con plazo indefinido para ejercer sus funciones. Esta carta estableció los derechos y deberes del hombre en la sociedad, determinó las facultades y límites del ejecutivo, creó un Tribunal Superior, y fijó como religión del Estado la religión católica.

La inestabilidad del país cuatro años después, generó la promulgación de una nueva ley fundamental. La Constitución de 1822 fue vista por la ciudadanía como un intento para prolongar la permanencia de O’Higgins en el poder, lo que provocó la inestabilidad del gobierno. Sin embargo, esta Constitución tiene el mérito de haber declarado expresamente la independencia de los tres poderes del Estado, de fijar un plazo para el mandato presidencial, de proponer un sistema legislativo, y crear los ministerios de Relaciones Exteriores, Hacienda y Guerra y Marina.
Después de que O’Higgins renunció a su puesto, se nombró Director Supremo a Ramón Freire Serrano, quien ejerció hasta mayo de 1827 y promulgó una nueva Constitución el año 1823.
La Constitución de 1823 fue elaborada por Juan Egaña y es conocida como la constitución moralista por su marcada tendencia conservadora y autoritaria en la que se mezclaban elementos políticos, religiosos y morales. En ella se reconoce al Ejecutivo como el gran poder del Estado, cuyo mandato sería ejercido por un período de cuatro años, reelegible por una sola vez. El Legislativo quedaba constituido por un Senado y una Cámara Nacional.
No obstante el caos reinante, se promulgó la Constitución de 1828, aprobada por el Congreso  y confeccionada por el diputado Melchor de Santiago Concha Cerda y el Ministro del Interior subrogante José Joaquín de Mora. Esta norma de principios liberales, considerada como la más completa, no respondió, sin embargo, a la realidad social y cultural del país dado a que estableció una independencia de los tres poderes del Estado, determinando que la República sería gobernada por un Presidente elegido por votación indirecta y que  el gobierno duraría cinco años. El Poder Legislativo residió en dos cámaras: Senado y Cámara de Diputados.

Si bien la Constitución de 1828 establecía que ésta podría ser reformada hasta 1836, dada la situación del país, se logró el consenso para la dictación de una nueva ley fundamental. Así, bajo el gobierno de Joaquín Prieto Vial, se dictó la Constitución de 1833 que recoge las ideas de Portales y de Mariano Egaña, y que rige con modificaciones hasta el año 1925.
Durante la presidencia de Arturo Alessandri Palma se redacta la Constitución de 1925, aprobada mediante plebiscito nacional. Ésta otorgó al Ejecutivo amplias atribuciones administrativas, aumentando el período presidencial de cinco a seis años, con elección directa; determinó la separación del Estado de la Iglesia y garantizó la libertad de culto y conciencia; aseguró la protección del trabajo, la industria y la previsión social y creó el Tribunal Calificador de Elecciones y el Banco Central, entre otras.
Al producirse los hechos que condujeron a la crisis de institucionalidad en 1973, la Junta Militar suspendió el ejercicio de la Constitución de 1925, pese a que formalmente se declaró que ésta continuaba vigente. Por otra parte, se disolvió el Congreso Nacional. Luego, en octubre de 1973, se nombró una Comisión encargada del estudio y redacción de una nueva Constitución, integrada por siete miembros de confianza de la Junta, proceso que concluye en el año 1978, pasando por dos procesos de revisión posteriores, uno por una comisión presidida por el ex Presidente Jorge Alessandri y otra dirigida por la propia Junta de Gobierno.
La Constitución de 1980, que originalmente constaba de un texto de 120 artículos permanentes y 29 transitorios y con un reconocido carácter presidencialista, entró parcialmente en vigencia el 11 de marzo de 1981 y se mantiene hasta la fecha. Con posterioridad al plebiscito de 1988, que generó la realización de elecciones presidenciales en dicho año, la Carta Fundamental fue objeto de 54 modificaciones relevantes el año 1989, ratificadas por vía plebiscitaria por casi nueve de cada diez votantes, de otras tantas modificaciones en años posteriores, y de una enmienda de variadas normas el año 2005, aprobada por el Congreso Pleno con un amplio consenso nacional.
Permanecen de sus elementos iniciales  su carácter presidencial, la ratificación de Chile como una República democrática y unitaria con división territorial en regiones, la supremacía humana por sobre el Estado, el principio de subsidiariedad y el reconocimiento a la soberanía nacional como mecanismo de legitimación social y jurídico.

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